Reeducación*

Prisioneros arrodillados, durante la misa, en el campo de concentración de Irún en Guipúzcoa (Biblioteca Nacional de España)

"Matrimonio civil: no lo queremos porque no es matrimonio, sino un torpe concubinato. Divorcio: los soldados que hemos combatido contra los Rojos, no queremos que en España vuelva a haber divorcio. En él sale favorecido el desenfreno del hombre, pero quedan siempre perjudicados los derechos de la Esposa y de los Hijos. La masturbación es el suicidio lento y progresivo del individuo que la practica; poco a poco va abriendo su tumba y la de sus descendientes; vicio repulsivo como el contacto con las mucosas; es el gran peligro que azota a la juventud de hoy y de siempre. Arriba: es un grito muy sonoro en la España de Franco. Arriba la autoridad de los amos respetando los derechos de los obreros. Arriba la Autoridad de la Iglesia en perfecta armonía con el Estado. Arriba la Autoridad del Gobernante que labra la prosperidad de España". Extracto del librito propagandístico que recibían los prisioneros del campo de concentración de San Marcos (León).

"Dio principio la Santa Misa durante la cual los prisioneros entonaron varios cánticos religiosos y rezaron el santo Rosario dirigido por un Sacerdote, en momento oportuno el Sr. Obispo administró la Sagrada Comunión al Jefe que suscribe, Oficiales e invitados y seguidamente a 52 prisioneros que por primera vez se acercaban a la Sagrada Mesa... ¡Espectáculo soberbio! ¡Cuadro imponente de una magestad [sic] y grandeza que solo puede verse en la España del Caudillo, el de 3.082 prisioneros de rodillas con las manos cruzadas y discurriendo entre ellos diez sacerdotes que distribuían la Sagrada Forma!". Informe del jefe del campo de concentración del Burgo de Osma enviado a Franco.

"Lo primero que hacíamos era formar mientras izaban la bandera. Después, allí formados, teníamos que cantar el Cara al sol y otros himnos haciendo el saludo fascista". Luis Ortiz Alfau, prisionero en los campos de concentración de Irún, Deusto y Miranda de Ebro.

"Nos formaban a todos en el patio grande y a aguantar los sermones. No había más remedio"; "Procurábamos salvar la situación como podíamos para evitar los castigos. Hasta dos horas nos tenían formados allí, al sol, y claro, algunos caían al suelo desfallecidos, estaban tan débiles que ni siquiera se podían mantener en pie". Francesc Vernet y Trinitario Rubio, prisioneros del campo de concentración de Orduña (Vizcaya).

"Nos echaban un sermón diciendo lo malos que éramos los rojos pero que ellos, como eran tan buenos, estaban dispuestos a perdonar... perdonaban el alma, pero al cuerpo había que matarlo, porque el cuerpo era el que había pecado". Flor Cernuda, prisionera en varios campos de concentración y en la cárcel de Ocaña.

"¡Angelitos de dios! ¡Hijos de la Pasionaria! ¡Dinamiteros! ¡Vosotros! ¡Hay que quemaros como se quemó a los judíos!; Les puedo hablar del Quinto Mandamiento porque lo mismo que el labrador hace la escarda de la mala hierba, ¡eh!, Cristo también permite que se extirpe para que haya una buena cosecha. De modo que están ustedes en un error. Lo que se hace es limpiar la sociedad de gente maligna, indeseable". Discurso del padre Nieto a los prisioneros de la Isla de San Simón.

"Si alguien te trata mal, tú nunca serás su amigo. Ese fue un error tremendamente grave de los franquistas. Intentaron atraernos a su ideología a base de palos. Nunca nos convencieron". Luis Ortiz Alfau, prisionero en los campos de concentración de Irún, Deusto y Miranda de Ebro.

*Breve selección de testimonios publicados en Los campos de concentración de Franco (Ediciones B, 2019). En la obra se citan detalladamente las fuentes de las que han sido extraídos.