Son tantos los historiadores, investigadores, memorialistas, archiveros y ciudadanos de a pie que me han ayudado… que temo haberme olvidado de alguien. Pido infinitas disculpas a quien no esté en este amplio listado y le ruego que contacte conmigo para corregir ese imperdonable error.
A Marcos Ana, Ángel Fernández Tijera, Nicolás Sánchez Albornoz, Ángeles Florez y Luis Ortiz Alfau, por dejarme entrar en sus vidas y contarme sus experiencias más amargas.
A Cástor González Ovies, por relatarme la vida de su padre, prisionero en San Marcos, y cederme los maravillosos dibujos que realizó en ese siniestro campo de concentración.
Al investigador José Cabañas González, por su enorme generosidad al compartir, antes de ser publicada, su investigación sobre los campos de concentración leoneses y el valioso diario del soldado republicano Jaume Cusidó.
Al investigador Francisco Navarro López, por su ayuda y su gran generosidad al compartir conmigo, antes de ser publicada, su tesis Campos de concentración de prisioneros, evadidos y batallones de trabajadores en la provincia de Córdoba (1938-1942).
A Víctor Moraleda y Henar Alonso, del Archivo General Militar de Ávila, porque sin su ayuda este libro no habría sido posible.
A Maribel Sánchez Maroto, por facilitarme la documentación con la que realizó el magnífico reportaje Los campos de concentración de Franco para TVE.
A Lourenzo Prieto, Gustavo Hervella y al resto de personas que hicieron y hacen posible el proxecto Nomes e Voces, grupo HISTAGRA, por abrirme las puertas de sus valiosos archivos.
A Carlos Méixome Quinteiro, por su generosidad al compartir sus conocimientos sobre el campo de Santa María de Oia.
A Blas Vicente Marco, por compartir las fotografías del campo de concentración de Albentosa y facilitarme los datos sobre ese y otros campos con los que se topó en sus investigaciones.
A Lara Cardona, por su generosidad al hacer suya esta investigación y aportar datos fundamentales sobre los campos de la provincia de Castellón.
A Miguel Mezquida Fernández, de la Asociación Científica ArqueoAntro, por tanta información y tantos contactos sobre los campos de Valencia y Castellón.
A Carlos Muntión, por facilitarme valiosos datos sobre los campos de concentración riojanos y por acercarme a la historia del "mapa de los prisioneros" de la plaza de toros de Logroño.
A Francisco Mezquita Broch y Teresa Armengot, del Grup per la Recerca de la Memòria Històtica de Castelló, por desvelarme los secretos del campo de Soneja y tenerme siempre en su mente mientras desarrollaban sus investigaciones.
A Cecilio Gordillo y toda la gente del proyecto Todos los Nombres. Su ayuda ha sido enorme y su trabajo es digno de aplauso y admiración.
Al historiador Antonio D. López Rodríguez, a todos los miembros del CEDER y de la Asociación Memorial Campo de concentración de Castuera (AMECADEC), por su impagable ayuda sobre Castuera y el resto de campos extremeños.
A Mercedes de Pablos, del Centro de Estudios Andaluces, porque siempre está ahí para ayudar a quienes nos dedicamos a investigar estos temas.
A Daniel Rocha, por emplear días y días de su valioso tiempo en ayudarme con la investigación de los campos gallegos.
A Ángel de Miguel, por descubrirme las inscripciones realizadas por los prisioneros que se conservan en el Monasterio de La Caridad, campo de concentración de Ciudad Rodrigo (Salamanca), y por su ayuda para profundizar en el conocimiento de ese campo.
A Eusebio Rodríguez Padilla, por permitirme conocer los detalles de su investigación sobre el campo de concentración de Tíjola antes de publicarla.
A Domingo Rodríguez Teijeiro, por asesorarme con su amplio conocimiento sobre los centros de reclusión en Galicia.
A Juan Luis Porcar, por su enorme ayuda con los campos de concentración de Castellón y por su generosidad al compartir sus décadas de investigación sobre la represión franquista.
A Floren Dimas, por su enorme ayuda y por su generosidad al compartir decenas de años de investigación sobre la represión en la Región de Murcia.
A Alfonso Cayuela, por su ayuda para discernir las diferentes etapas históricas del recinto concentracionario y carcelario abierto en el Convento de los Capuchinos de Totana.
A José Luis Gutiérrez Molina, por compartir sus investigaciones y los conocimientos acumulados durante sus largos años de investigación.
Al historiador Arcángel Bedmar, por su trabajo incansable y su ayuda con los campos cordobeses.
A Luis Miguel Cuervo, por su ayuda con los campos de concentración en Asturias y, especialmente, con los centros de detención y tortura que se habilitaron en esa comunidad.
A Josep María Monferrer Celades y al resto de miembros de la La Asociación Archivo Histórico y Centro de Documentación de La Mina y del Campo de la Bota (Barcelona).
A Isabel María Abellán, por compartir conmigo la historia y los dibujos que había plasmado en su magnífico libro Isidro.
A Jaume Sàbat, por contarme la historia de su padre y cederme el dibujo que realizó del campo de concentración de Horta.
A Pablo González, por dejarme entrar en su familia y compartir algunos de los recuerdos de su bisabuelo, Casimiro Pérez de la Fuente.
A Celso Rodríguez, por hacerme de guía histórico por el campo de concentración de Camposancos en A Guarda.
A Fernando Barrero Arzac, por su constante tarea de investigación y su generosidad.
A José María García Márquez por sus orientaciones e información sobre los campos sevillanos.
A Manuel Enrique Medina, cronista oficial de Archena, por compartir conmigo su investigación sobre el campo de concentración de esa localidad.
A Guillermo Gómez Rodríguez, por cederme las memorias de su padre y ayudarme a conocer mejor las condiciones que se vivían en los campos de concentración.
A Diego Javier Sánchez Guerra, por compartir la valiosa información de que disponía sobre diversos campos malagueños.
A Carmen Menéndez, por compartir su investigación sobre el campo de concentración de Armilla.
A Elba Quiñoa, por desvivirse para conseguirme información sobre la prensa española en el exilio argentino.
A Enrique Barrera, por ilustrarme sobre le historia del campo de concentración de Cedeira.
A José Ángel Fernández López, por compartir sus infinitos conocimientos del campo de concentración de Miranda de Ebro.
A Pablo Martínez Corral, por poner a mi disposición su magnífica investigación sobre el campo de concentración de La Vidriera en Avilés.
A Mari Carmen Galván, del archivo municipal de Castro Urdiales, por la ayuda que me prestó para investigar a fondo ese archivo.
A Pedro Feria Vázquez, por su ayuda con los campos de concentración de la provincia de Huelva.
A la Asociación de Memoria Histórica de la Provincia de Huelva, por cederme los documentos del campo de San Juan del Puerto.
A Emilio Silva, Marco González, Carmen Rodeja y toda la gente de la ARMH, por volcarse en esta investigación y tener tan claro que la lucha por la verdad y por la memoria es un trabajo colectivo y no competitivo.
A Iván Aparicio y su asociación, Recuerdo y Dignidad de Soria, por su enorme ayuda con los campos sorianos.
A José Sevilla Aragonés, de la Associació Memòria Històrica Quart de les Valls "el Molí", por su enorme ayuda para ahondar en la investigación sobre varios campos de su comarca.
A Josep Alert y a todos los miembros de la Associació Memoria i Història de Manresa, por el trabajo que realizan y por poner a mi disposición toda la información de que disponían.
A Juan Miguel Palomar Martínez, de la Asociación Memoria de Castellón, por compartir la información de que disponía sobre diversos campos de esa provincia.
A Alejandro Torrús y María Serrano, del diario Público, por su extraordinario trabajo y por facilitarme contactos fundamentales para avanzar en la investigación de los campos andaluces.
A Juanmi Baquero por pasarme numerosos contactos y compartir sus completísimas informaciones publicadas en Eldiario.es.
A Isaías Lafuente, por sus consejos, su ayuda y por ser el primero que me advirtió de la magnitud del maravilloso lío en el que me había metido al decidir investigar este tema.
A Antón Losada, por abrirme las puertas de la Universidad de Santiago.
A Juan Armenteros Rubio, por cederme los valiosos testimonios que recogió de varios prisioneros.
A José Manuel Algarbani, por compartir sus investigaciones sobre el trabajo esclavo de los prisioneros republicanos en el Campo de Gibraltar y por su ayuda con los campos de Puertollano y Ronda.
A María Torres y Gabi, del blog Búscame en el ciclo de la vida, por su incansable trabajo, su permanente ayuda y su amistad.
A Juan José Plaza Angulo y a toda la buena gente de IU de Alhaurín el Grande, por volcarse en investigar la historia del campo de concentración que hubo en esa localidad.
A Beatriz Esteban, del Archivo Municipal de Hellín, por su enorme ayuda y sus años de investigación sobre la historia de ese municipio.
A la Asociación Republicana Irunesa Nicolás Guerendiain y, en especial, a Aiala Oronoz, por su ayuda para avanzar en el conocimiento de los campos de concentración de Irún y Fuenterrabía.
A José Luis Pajares, del colectivo Memoria Local de Laredo, por la valiosa información que me proporcionó sobre el campo abierto en esa localidad cántabra.
A Juan Carlos García Funes, por su ayuda con los campos en Castilla y León y por compartir su tesis sobre el sistema concentracionario franquista.
A Enrique Berzal, por su ayuda con los campos de concentración de Castilla y León y, sobre todo, por entender la investigación histórica como una tarea colaborativa.
A Pablo Aguayo, por permitirme conocer su investigación sobre el campo de concentración de Ronda.
A Xesús Costa, por su ayuda con los campos de la Ría de Arousa y a Adolfo Muiños, alcalde de Rianxo, por su colaboración y su compromiso permanente por mantener viva la memoria de las víctimas del franquismo.
A Xosé Manuel Suárez Martínez, por compartir su trabajo sobre el campo de Cedeira.
A Xosé Enrique Acuña y Xosé Álvarez Castro, por sus orientaciones sobre el campo/prisión de Figueirido.
A Nacho Moreno Medina, por compartir su investigación sobre el campo de concentración de Calatayud.
A Miquel Ramos, por ayudarme con los campos de la ciudad de Valencia y cederme el testimonio de su tía María Dolz.
A Luis Mansilla Plaza, por orientarme sobre el centro de reclusión y el destacamento penal abierto en Almadén.
Al historiador Víctor Peñalver Guirao, por su ayuda permanente, su información sobre el destacamento penal de El Cenajo y darme acceso a algún testimonio inédito.
A Miguel Ángel López Moreno, por compartir los datos obtenidos durante años de investigación en San Fernando (Cádiz).
A Isa Asencio, por su constante ayuda y por ponerme en contacto con Raimond Serres, al que agradezco que me permitiera conocer la historia de su abuelo Joan Guari i Serres.
A Raúl Sotelo, por compartir sus investigaciones en las que se había topado con documentos de los campos de concentración de La Jaeña y Albatera.
A David Alloza, por permitirme conocer la historia de algunos prisioneros alcorisanos.
A Joan Torró Martínez, por compartir los datos sobre sus investigaciones en Onteniente.
A Mario Coronas, por su ayuda para indagar en la historia de Pinto.
A Fareed Sahaf Álvarez, por permitirme consultar las memorias inéditas de su abuelo Matías.
A Ventura Leris, por facilitarme el diario y los documentos de su padre, prisionero en el campo de concentración de Gárgoles.
A Noelia Luque, por acercarme a la historia de su abuelo Jose Domingo Teixidó.
A Margarita López, por compartir conmigo la historia de su familia y la relación que esta mantuvo con el campo de concentración de Camposancos.
A José Luis Hurtado, por ayudarme a investigar detalles sobre el campo de concentración de Puertollano.
A Francisco Alia Miranda y Manuel Ortiz Heras, por sus orientaciones e informaciones sobre los campos en Castilla La Mancha.
A Miguel Ramírez Muñoz, portavoz del grupo municipal de IU en Manzanares, por su ayuda para investigar en el archivo municipal de esa localidad.
A Jesús Paraíso, por ayudarme a investigar el archivo municipal de Barbastro.
A Gabriel Sevilla, por la información aportada sobre la historia de Madridejos.
A Jordi Oliva Llorens, por permitirme despejar no pocas dudas sobre el campo de concentración de Cervera.
A Diego Fernández Sánchez, por facilitarme los testimonios de diversos prisioneros del franquismo.
A Úrsula Ferrando, del archivo municipal de Callosa d'en Sarrià, por ayudarme a descartar esa localidad como sede de un campo de concentración.
A Paco Tejero Costa, por ayudarme a descartar el campo de evacuación de Fraga (Huesca).
A José Antonio Peñafiel, responsable del Archivo Histórico Municipal de Mérida.
A José Manuel Mendoza Marín, del Archivo Histórico Municipal de Daimiel.
A Diego Igeño, historiador y archivero de Aguilar de la Frontera.
A Valeriano Villajos, del archivo histórico municipal de Ciudad Real.
A Társila Gimeno, por bucear por mí en el Archivo Municipal de Cariñena con una eficacia y generosidad extraordinaria.
A Rafael Álvarez, cronista oficial de Villacastín, por ayudarme a identificar el tipo de recinto concentracionario que hubo en esa localidad.
A Juan Antonio López, concejal de cultura de Quesada (Jaén), por ayudarme a desentrañar las dudas sobre el campo que se habilitó en esa localidad.
A Eladio Anxo Fernández, por su permanente ayuda y sus consejos.
A Víctor Manuel Santidrián, por acercarme a la historia de Casimiro Jabonero.
A Gerard Corbella López y Gemma Simon, del Memorial Democratic.
A David Delís Rodríguez, concejal de IU en Écija, por implicarse en mi investigación para obtener datos sobre el campo habilitado en esa localidad.
A José Antonio Martos Iruela, por ayudarme a investigar en la provincia de Jaén.
A Eugènia Guzmán, por ayudarme a bucear en el archivo de Xilxes.
A Jesús García Usón, por ayudarme a desvelar lo ocurrido en la localidad aragonesa de Tarazona.
A Carlos Blanco Carrera, por compartir la información y los testimonios de que dispone sobre el campo de concentración de Torremolinos.
A Vicente Ros López, autor de La Lluvia en el Muro, por compartir la historia de su padre.
A Antonio Manfredi, por ayudarme a recuperar datos del campo de Sanlúcar La Mayor.
A Mª Teresa Martín, por ayudarme a indagar en el Archivo Municipal de Salamanca.
Al Foro por la Memoria de Zamora, por su ayuda.
A Ángel Salvador, por su ayuda con el campo de concentración de Albentosa.
A Marina Martínez, del Archivo Municipal de Écija.
A Luisa Vicente Martín, de la ARMH de Salamanca.
A Máximo Molina Gutiérrez, fundador de la ARMH de Cuenca.
A Antonio Herrera Casado, cronista oficial de Guadalajara.
A Carles Pérez-Villalba, por acercarme a la historia de su padre y de su abuelo, prisioneros en diversos campos de concentración.
A Inma Gracia Galitó, por ponerme en contacto con los grupos memorialistas de la zona de La Litera.
A Ismael Parras y al grupo municipal de Almagro Sí Se Puede, por ayudarme a investigar en el archivo municipal de Almagro.
A Antonio Moles Castán, por su interés en investigar más detalles sobre el poco conocido campo de concentración de Binéfar.
A María José Turrión, del Centro Documental de la Memoria Histórica, por su gran ayuda para sacar la máxima información de ese magnífico archivo.
A Rufi Gómez, de Taller de Editores.
A Oier Etxeberria Beriziartua, responsable de proyectos artísticos del centro cultural Tabakalera de Donostia.
A Ismael y Julián Dueñas Muñoz, de la Asociación Espacio Histórico de Abánedes.
A Henrique del Río, portavoz del BNG en Betanzos.
A Donato Ndongo-Bidyogo, por su ayuda con mi investigación sobre la represión en la llamada Guinea española.
A Ivalú Ramírez Ibarra, de la Biblioteca Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires.
A Pablo Potenza, de la Facultad de Filología de la Universidad de Buenos Aires.
A Laura N. Braga, de la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Argentina, por su ayuda en la búsqueda de publicaciones de la emigración española.
A Anna Tatay, por su ayuda con esa maravillosa lengua que es el catalán.
A Jesús y Ana, por alojarme en Navalperal y por acompañarme en algunas de las visitas.
A mi hermano Chema, por emplear horas y horas en diseñar y programar esta web
A Conchi, por todo.